"Bajo esta máscara hay algo más que carne y hueso. Bajo esta máscara hay unos ideales, Señor Creedy. Y los ideales son a prueba de bala."

19.05.2020

Cuando el tiempo no es un peso sino un alivio para una obra o una película, es que hay algo de perfección en ella, un elemento digamos inoxidable por no caer en el tópico de lo eterno. «V de Vendetta» es una película que corre con el tiempo a favor, hasta el punto de que hoy en día tiene un mayor (tal vez, incluso otro) significado que en los días en que se construyó la historia original (por el extravagante Alan Moore a principios de los ochenta, cuando «reinaba» en Londres Margaret Thatcher). Lo que entonces podía ser pura provocación hoy tiene ya reverberaciones de profecía o, para muchos, de indignidad, pues ese hecho de Londres como ciudad volada es ya también pasado.

En el corazón de esta trama vive una idea profundamente insurrecta: la voladura del Parlamento británico, esencia de nuestra esencia y principio y fin del modo de ver y medir el mundo a este lado del Mississippi. Aunque esta historia propone esa subversión desde el mismo lado en el que se encuentra la virtud, pues quien pretende volarlo es el héroe de nuestra historia, y mezcla en ella (en realidad, hace barro) la tradición del pasado con la máscara de Guy Fawkes y la sospecha de un futuro intratable en el que la «seguridad» devore a la libertad.

Se ha promocionado esta película como un producto de los hermanos Wachowski que ha dirigido James MacTeigue, todos ellos responsables de «Matrix». En mi opinión, «V de Vendetta» tiene mucho más peso ideológico, más densidad y reflexión, y aunque comparte con aquella algunos puntos clave en lo tocante a la estética, al diseño o a la indefinición de los héroes, ésta que firma James MacTeigue presenta una invitación directa a la confrontación de ideas en una misma cabeza. Y no se puede mecionar esta palabra sin referirse a su protagonista, Natalie Portman, que se hace un rapado peladilla ante la cámara.

¡Volar el Parlamento británico!, una idea que es pura dinamita ahora en el caos de símbolos en que vivimos, y la película coloca el punto de vista, es decir, al espectador, en el lado de los dinamiteros: impresionante osadía ideológica en esta perfecta mezcla de la acción y la reacción, que aúna el espectáculo con la maquinaria de la razón, y que presenta un escaparate de personajes magníficamente interpretados por Stephen Rea, John Hurt, Stephen Fry, la mencionada Portman y el sigiloso Hugo Weaving detrás de la careta sonriente de la subversión.

© 2019 See and comment. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar